lunes, 28 de junio de 2010

Inconvenientes y obstáculos para la realización del trabajo: Las salidas profesionales de la Geografía en España

Las dificultades que hemos encontrado durante la realización del trabajo en cuestión, han sido escasas. La principal ha sido la escasa bibliografía y fuentes sobre el tema a tratar.
La fuente principal y casi totalitaria a la hora de realizar el trabajo fue el libro: La Geografía Española ante los retos de la sociedad actual, redactado por el Comité de la UGI (Unión Geográfica Internacional) en el año 2004. Todos los objetivos que pretendíamos y queríamos reseñar a la hora de realizar el trabajo, se encontraban en dicho libro, por lo tanto, aunque las fuentes eran escasas, la mayor parte de la información que necesitábamos estaban en dicho libro.
Nos ha parecido un trabajo muy interesante porque nos ha servido para conocer con mayor claridad las posibles salidas profesionales de la Geografía, desde luego muy interesantes desde nuestro punto de vista ya que somos alumnos y estamos estudiando la carrera.
También cabe reseñar que ha sido un trabajo subjetivo en algunos aspectos, ya que algunos apartados del trabajo, como la imagen social de la geografía o su promoción, la hemos basado en experiencias personales y cercanas a nosotros aprovechando nuestra condición de estudiantes.

Víctor y David

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DIFICULTADES E INCONVENIENTES A LA HORA DE LA REALIZACIÓN DEL TRABAJO SOBRE LAS TENDENCIAS ACTUALES DE LA GEOPOLÍTICA

- En primer lugar, una vez decidido el tema que íbamos a tratar, el siguiente paso era el de la búsqueda de bibliografía e información sobre el mismo. En este momento nos percatamos de que las fuentes eran muy numerosas. Con gran cantidad de libros, artículos y diferentes recursos en la red.

- Antes de comenzar a elaborar el trabajo, era necesario crear un esquema propio en el que se abarcaran las principales tendencias actuales de la geopolítica. Para elaborar este esquema decidimos realizar un “bombardeo de ideas”, en el que recogíamos todos los campos temáticos posibles a tratar. Posteriormente realizamos una criba y organizamos las diferentes ideas en grandes grupos que serian los que en el trabajo desarrollaríamos. Este proceso inicial, nos resultó bastante complicado puesto que las ideas fueron muy numerosas y había que realizar un proceso de selección.


- Una vez realizado este esquema y dada la ingente cantidad de información, creímos conveniente que cada componente del equipo realizara una parte del trabajo para posteriormente ponerlo en común y elaborar unas conclusiones entre todos.

- En la elaboración nos dimos cuenta de que el objeto de estudio era muy amplio y que a su vez abarcaba otras muchas disciplinas de la geografía.

- A la hora de realizar el powerpoint, observamos que el trabajo era excesivamente teórico y que resultaba una presentación muy densa y poco amena. Por lo que intentamos realizar pequeños esquemas que resumieran brevemente las ideas principales.

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jueves, 17 de junio de 2010

Teoría territorial del terrorismo de Estado

Inconvenientes y obstáculos para la realización del trabajo:

1º Delimitación del objeto de estudio

El propio estudio histórico del terrorismo de Estado muestra una gran tipología en cuanto a crudeza y trascendencia de los hechos represores. Para la realización del trabajo creímos conveniente emplear solo casos especialmente violentos y con gran número de víctimas al entender que las dinámicas espaciales generadas serían más evidentes conforme a la magnitud de la represión. Sin embargo hemos encontrado, para hipótesis concretas, casos que contradecían la misma. Lejos de ocultarlo, hemos creído integrarlos en las teorías formulados como ejemplos que confirman la regla, pues la idiosincrasia de cada país puede generar acontecimientos contrarios en el contexto internacional.


2º Formulación de hipótesis

Con seguridad, el proceso de formulación de hipótesis ha resultado el aspecto más laborioso del trabajo en cuanto esfuerzo deductivo. Resulta complicado proponer la existencia de dinámicas espaciales que aparecen (antes, durante y después) de los acontecimientos represivos, pues a priori parece una perspectiva demasiado rebuscada para ser cierta. Pese a ello, la obtención de ejemplos sobre los cuales aplicar positivamente las hipótesis ha sido más sencillo de lo esperado; en la mayoría de los casos se ajustaba a lo planteado.


3º Ausencia de estudios geográficos sobre la cuestión

El hecho de que no existieran estudios geográficos sobre la cuestión elegida o similar, o al menos ninguno que conozcamos, supuso inicialmente una traba para empezar a desarrollar ideas. La inexistencia de referentes supone un duro obstáculo inicial, que imposibilita incluso la realización de un esquema general del trabajo para saber al menos por donde empezar. De todos modos, este problema tiene a su vez una clara ventaja una vez dados los primeros pasos. Tener una hoja en blanco requiere de toda tu creatividad para comenzar, pero una vez hecho, no tienes límites más que los propios para plantear cuanta hipótesis creas correcta, con la ventaja de que no hay otros estudios a los que desafiar. Además, la inexistencia de estudios geográficos sobre el terrorismo de Estado se ve compensado por la sobreabundancia de información de otro tipo que nos ha servido para aplicar las hipótesis sobre casos concretos.


4º Desconocimiento de la totalidad de la temática

La bibliografía y conocimiento que poseíamos sobre las dictaduras que ejercieron terrorismo de Estado tenía límites. Mientras de algunos conflictos poseíamos muchos conocimientos, como España, la Alemania Nazi o América Latina, con mucha bibliografía disponible, para los casos de Camboya o la URSS es más complicado. Continentes como África y Oceanía, y gran parte de Asia, se escapaban a nuestra percepción, y en algunos casos en los que buscamos bibliografía, fue poco satisfactoria respecto al área que deseábamos tratar.

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Otro comentario

9.- David Harvey. Trabajo, capital y lucha de clases en torno al medio construido en las sociedades capitalistas avanzadas.
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La finalidad del artículo lo establece el propio autor en la primera linea: "formular un marco teórico para la comprensión de una faceta de la lucha de clases en el capitalismo avanzado".
El propio título y la finalidad del artículo, nos dan dos pistas esenciales: la lucha de clases como posicionamiento político marxista, y la elaboración de un marco teórico, como abstracción aplicable de forma universal, dentro de la acotación que realiza (sociedades capitalistas avanzadas: Inglaterra y EEUU).
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Asume las prácticas metodológicas del neopositivismo: trata de establecer un explicación empírica y general, en cierto modo, de hacer una ley que sirva para definir relaciones espaciales. Para Harvey, las dinámicas espaciales de la clase obrera dependerán fundamentalmente de la función calidad de vida / precio. Para los propietarios del suelo lo pondrán a disposición de la venta según el rendimiento de cada momento, y los constructores verán limitada su actividad si el parque de viviendas es suficiente.
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En el fondo, son variables de un modelo normativo ( al establecer un algoritmo de actuación "estándar)", y bastante determinístico, pues considera que se da en una probabilidad casi total. Algún aporte gráfico habría sido fundamental para consolidar el modelo. Llega a hablar de tridimensionalidad (propietarios, constructores, clase obrera): quizás escrito hoy el artículo habría contenido gráficos.
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Establece variaciones en el algoritmo según se den o no posibilidades alternativas: si el estado concede subvenciones para la adquisición de viviendas, la renta de propiedad disminuirá, o si los propietarios consigan que no se realicen nuevas construcciones, su renta aumentará.
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El segundo gran eje, el político, explica las causas, el mecanismo subyacente y las implicaciones en la calidad de vida. Trabaja temas esenciales en la configuración de la ciudad, que hasta que no llegan las nuevas geografías radicales, había sido tratada en otros campos, pero nunca en la geografía. En las sociedades capitalistas, la configuración de la ciudad no se entiende sin estudiarla por clases obreras, o al menos por capas de población por nivel adquisitivo, si no se quiere utilizar lenguaje marxista.
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En linea con la ideología marxista, refuta la teoría burguesa de producción de ciudad basada en el mercado, y establece una estructura comprensible en la que se dan tres tipos de capital asociado a la producción de la ciudad: de renta, de contrucción y de colocación del excedente, con unos intereses contrapuestos a los de la clase obrera. Ello se debe a que la economía doméstica de la clase obrera se contrae a costa de la acumulación de capitales. Para ello establece la lucha en el trabajo y en el lugar de residencia, centrándose en esta segunda. Para Davis, además del mercado, la fuerza política y económica de cada clase establecerá la producción de la ciudad. En el caso de las streetcar suburbs, la energía barata y el automóvil permiten modificar las normas del mercado, a través de una demanda efectiva creciente, que permite a la clase obrera mejorar sus condiciones de vida con un coste más bajo. En mi opinión, se trata de un ejemplo demasiado sectorial y concreto dentro de una teoría tan amplia. Dentro de su teoría general, reconoce que hay parte de la clase obrera que no tiene acceso a este tipo de nuevos emplazamientos.
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El posicionamiento político llega a su culminación en la última parte del texto: para el autor la forma de producción capitalista de la ciudad, tiene como fin la acumulación de capitales, pero sobre todo, la reproducción del orden social capitalista, aunque en ocasiones sea contrario al beneficio más cortoplacista.
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En mi opinión, sorprende que este tipo de análisis no se diesen antes en la geografía, sobre todo en la geografía urbana, después de más de un siglo de producción capitalista de la ciudad, con unos desequilibrios en función de clase mayores en el S.XIX que en el S.XX. Hoy la dialéctica ha evolucionado enormemente, pero la estructura de producción de la ciudad de Harvey continúa vigente a grandes rasgos, si bien ha tendido a concentrarse el capital, y se ha dado una enorme complejización de los procesos por los que la clase trabajadora trata de superar dichas trabas.

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Comentario

7.- Schaefer. Excepcionalismo en Geografía.
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Se trata de una crítica a la discusión en torno a la dicotomía de la geografía: geografía regional o geografía sistemática o general, que personaliza en Hartshorne y Kraft respectivamente.
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Sin duda, es el texto del curso más divertido, mordiente y locuaz. Explica bien la disputa que se dio dentro de la geografía a lo largo de la primera mitad del S.XX, entre el positivismo (neopositivismo después) y la geografía regional. Critica primordialmente a la geografía regional, pero su objeto de crítica, es también la propia discusión. Esto se debe a que la discusión la plantea Hartshorne en su artículo de 1939, "La naturaleza de la Geografía", en la que apoya la visión de Hettner.
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El comienzo es potente: afirma que la geografía no es un cajón de sastre de técnicas especiales, y que se ha confundido la enseñanza de la geografía con la metodología para poner en práctica la propia geografía. Lo cual, en mi opinión, es lo peor que se le puede llamar a una ciencia, y es eso lo que pretende decir sobre la Geografía regional.
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Lo contrapone a la metodología iniciada por Von Humboldt. Mientas en la geografía positivista permanece el método y las aspiraciones y el conocimiento avanza, en la geografía regional, el contenido permanece invariable, no avanza. Es especialmente crítico, cuando habla de que la geografía regional era la única ocupación honorable para la geografía clásica, dándose a la intuición artística, que para Shaefer es una aberración como método vinculado a la geografía.
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Se permite dar una palmada en la espalda a la geografía regional, diciendo que no tiene por qué sentirse inferior. E incluso es bastante demagógico diciendo que la geografía regional se deja por el camino las costumbres de la región, como forma de decir que no siempre se puede saber hasta el último detalle, y que en cualquier caso esos detalles no son geografía. Por otra parte, admira a Ritter, que se dedicó de forma descriptiva al estudio de las regiones. Lo disculpa diciendo que tampoco se sentía orgulloso de ello, lo cual es un poco extraño.
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Respecto a la propia discusión, critica el complejo de la geografía de querer integrarlo todo, de sentirse una ciencia única, que en el fondo no conseguía unos resultados aplicables. Y ésta es la causa por la que la geografía había perdido importancia en las ciencias, porque había rechazado el propio método científico, perdiéndose en lo individual.
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Para el autor, la geografía ha de centrarse en la formulación de leyes en el ámbito espacial. El espacio es el objeto de estudio en el neopositivismo, y se aprecia bien en este artículo. Las relaciones y fenómenos espaciales sí vinculan a la geografía con su objeto de estudio, las propios fenómenos no: son el campo de otros especialistas. Si se incumple esto, el geógrafo pasa a ser "aprendiz de todo" (de forma velada, es de lo que acusa a la geografía regional).
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Invierte la relación de importancia de lo sistemático y lo regional: para la geografía regional, lo sistemático ayuda a comprender la esencia, que es lo regional; sin embargo, para el neopositivismo de Shaefer, lo regional sirve para contrastar las hipótesis, y como campo de datos para abstraer lo verdaderamente importante que son las leyes y teorías comunes.
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Incide en la ridiculización de la propia discusión, al explicar que la discusión entre lo general y lo práctico en otras disciplinas científicas sería absurdo, como lo es para él en la geografía. Es bastante divertido explicando los casos concretos vinculados a la física o la economía. Achaca a un problema psicológico la discusión: la imposibilidad de abarcarlo todo en geografía hace que cada uno se dedique a criticar la parcela que no domina.
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Termina, a forma de resumen, diciendo que la geografía no es distina, que la integración se realiza en otras disciplinas científicas en su justa medida, y que la verdadera misión de la geografía es aplicar leyes espaciales con una metodología empírica: por tanto, nada excepcional en el campo de las ciencias sociales. Se percibe una fortísima vinculación personal con el tema tratado, y el artículo, irónico y sarcástico, en mi opinión ha perdido poca vigencia.

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domingo, 13 de junio de 2010

COMENTARIO DAVID HARVEY

COMENTARIO DAVID HARVEY
Harvey pretende en este texto llevar a cabo un análisis de la sociedad de los años setenta del siglo XX, en la que predominaban las clases medias trabajadoras, las cuales luchaban por una mayor calidad de vida. Así el autor proclama y resalta, la búsqueda de la justicia social, a través del análisis del capital y de quienes lo manejan.
Podemos dividir el texto en las siguientes partes:
- Una introducción: se encuadra el área de estudio, basada en los conflictos entre la producción (clase obrera) y el medio construido (constructores) en el entorno del capitalismo.
- Distinción entre tipos de capital y usuarios del mismo: Harvey realiza un primer acercamiento a los conceptos que se van a tratar posteriormente, distinguiendo entre varios tipos de personas físicas o jurídicas que hacen uso del capital. Así habla de
• Capital que busca la apropiación de la renta (inmobiliarias, intermediarios financieros, etc.).
• Capital que busca beneficios de la construcción (constructores).
• Capital inversor de capital excedente para intensificar su producción.
• Clase obrera, con fines de consumo.
Además, también el capital puede dividirse en dos tipos, dentro del medio construido:
• Capital fijo: Destinado a la producción (fábricas, carreteras)
• Fondo de consumo (viviendas, vías públicas), que también en es utilizado como fondo de consumo.
- Análisis del conflicto de lucha de clases, es decir, sobre la posición y la experiencia de la clase obrera respecto tanto a las formas de vida como de trabajo. Dentro de este apartado Harvey trata varios temas:
• El uso del fondo de consumo por la clase obrera: Es a la clase obrera a quien más le afecta el capital dedicado al medio construido debido que lo utiliza como consumo básico y necesario. Por ello se inicia una lucha constante en relación con el ámbito urbano y laboral, del cual dependen. El principal objetivo del capitalismo es dominar la producción y a los trabajadores, y por ello se impone un modelo de consumo dirigido a las familias. El autor explica que el nivel de vida de los trabajadores viene dado por ciertas necesidades cuyos niveles deben considerarse “razonables”. Desde el punto de vista capitalista, la acumulación de capital viene dada por la expansión constante del mercado, por lo que siempre deben surgir nuevas necesidades sociales.
• Lucha de clases contra los precios de la vivienda: El suelo es una condición indispensable para la existencia de los obreros, así como para el capital la producción. La propiedad privada es la mejor herramienta del capital para privarles de suelo. En algunos casos el capital también hace uso en cierto modo de los elementos comunales (transporte principalmente), lo cual incide en el nivel de vida de la sociedad. Según explica el autor, al intentar mantener ese nivel de vida, la sociedad se ve inmersa en la lucha de clases, como sería la lucha contra la especulación inmobiliaria, el acceso al empleo, etc. Aquí es donde surgen las “externalidades” que afectan al monopolio sobre el suelo, sufriendo el precio del mismo graves distorsiones. Por otro lado, forman parte de este conglomerado, además de los obreros, la apropiación de renta y los intereses de los constructores, quienes buscan maximizar sus beneficios. Todos ellos dependen de las fuerzas políticas y económicas de cada etapa, y de la capacidad de creación de nuevas viviendas, lo cual influye en el precio de las antiguas.
• Distanciamiento entre lugar de trabajo y residencia: El nivel del salario de los trabajadores determina la adquisición de una vivienda, pero también lo hacen los transportes y la duración de la jornada laboral. Ambos han sufrido importantes transformaciones y mejoras históricamente, lográndose así la adquisición de viviendas en áreas mucho más ventajosas, tanto por su precio como por su calidad.
- Conclusiones: El capitalismo ofrece una “gama limitada” de oportunidades a los trabajadores, dentro de la cual se eligen niveles de calidad de vida en función de las circunstancias, definidos también por el capital. Uno de los principios del capitalismo es la incompatibilidad de producción y beneficios para los consumistas, por lo que el capital tiene que dominar a la clase productora para conseguir resultados a su favor.
En este texto, la Geografía tiene una clara dimensión política, al vincular en análisis de la ciudad a la propia lucha política, en la medida que cambiar el espacio urbano exige modificar el sistema socioeconómico que lo produce.
El objeto de estudio, por tanto,es el espacio urbano, el cual pasa a ser el espacio de la lucha obrera de clases. En comparación con Berry, frente a las preocupaciones de la geografía analítica (sistemas urbanos, redes jerarquías…) ahora interesan los fenómenos sociales que definen y estructuran el espacio urbano, entendido como lugar capitalista, de marginación y de desigualdad, así como los fenómenos de producción de suelo la transformación de los valores etc.
Harvey pertenece a la geografía radical, aunque anteriormente lo hizo al neopositivismo, del cual se desvinculo debido al carácter subjetivo y cuantitativo del mismo. Tal y como podemos observar en el texto, existe una voluntad de integrar la teoría marxista como alternativa a los análisis académicos tradicionales.
En mi opinión este es uno de los textos más interesantes que hemos leído por su implicación con la sociedad y por la gran utilidad que demuestran los conocimientos de la geografía dentro del contexto histórico. Además el tema del capitalismo como modelo consumo implantado en la sociedad, actualmente sigue muy vigente, en especial en estos tiempos de crisis, y por tanto, esta lectura ayuda a tener un mayor conocimiento del tema.

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COMENTARIO BRIAN J.L. BERRY.

COMENTARIO BRIAN J.L. BERRY.
La idea principal de este texto es la comprobación de la teoría de los centros mercado en Iowa y Dacota. Esta teoría dice que las áreas comerciales se distribuyen en el espacio en función de las características del mismo y de su población.
El texto se encuentra estructurado de la siguiente manera:
- Una parte introductoria, en la que el autor explica que Las agrupaciones entre establecimientos comerciales son cada vez más comunes, pero también entre centros de mercado, creando un sistema comercial jerarquizado
- La parte central, en la que nos habla de las variaciones de mercado y la categorización de los centros comerciales: La distribución de los centros comerciales en función de la densidad de población se calcula a través del área abastecida y la población residente en la misma. De esta forma, las áreas más densas cuentan con comercios más pequeños, mientras que las menos densas poseen grandes centros comerciales. Las funciones principales comerciales de las áreas comerciales dependen del tamaño del núcleo de población, siendo de productos básicos en los pueblos o villas, y actividades más especializadas en las grandes ciudades o capitales de región. Además, dentro de un mismo núcleo urbano podemos encontrar varios tipos de comercios: de uso cotidiano, de barrio, locales o regionales.
Berry también comenta que es de suma importancia al realizar el estudio tener en cuenta los desplazamientos de la población de zonas más lejanas. El resultado será que, a medida que aumentan las funciones de un centro comercial, se recorrerá mayor distancia por los consumidores.
- Las conclusiones, en la que el autor justifica su teoría, según la cual el tamaño de las áreas comerciales aumenta a medida que disminuye la aumenta de población. Además también se produce un desplazamiento ascendente de las funciones de los espacios, dirigiéndose hacia los centros superiores de la jerarquía a medida que la densidad disminuye. Esto se explica porque la distancia máxima que los consumidores están dispuestos a recorrer para ir a un centro se incrementa en una proporción parecida a la del decrecimiento de la densidad. Que los consumidores estén dispuestos a desplazarse a zonas más alejadas en zonas menos densas se debe evidentemente a que el movimiento y la congestión es menor.
En lo que se refiere a un análisis más crítico, Berry considera a la Geografía como una disciplina científica, por lo que el objeto de la Geografía tal y como podemos observar en el texto es el espacio, centrándose en el análisis espacial y perdiendo la región su prestigio.
Berry se encuadra dentro de la etapa neopositivista, por lo que método geográfico es la Geografía es Analítica, lo importante no es describir un lugar sino llegar a la explicación científica y a la formulación de leyes generales, mediante dos vías la inductiva y la deductiva. Berry emplea este última, ya que plantea la Teoría de los centros de Mercado y la aplica en dos espacios diferentes generando un modelo; las áreas de mercado dependen del servicio, la distancia que los consumidores este dispuestos a recorrer y de la densidad de población.
La aplicación del método deductivo requiere cambios como la adopción del lenguaje matemático como científico. Esta “matematización” de la Geografía se muestra claramente con los gráficos aportados, a partir de los cuales se van haciendo explicaciones. Sin duda alguna, la forma más común de aplicar el lenguaje matemático a la geografía va a ser a través de modelos.
El empleo de modelos es uno de los rasgos más destacados dentro de la geografía neopositivista, los cuales tienen un gran peso en la Geografía Humana, y todos los aspectos relacionados con el análisis espacial.
Para concluir comentar que este texto en comparación con otros, tiene como un fin, en el sentido de que el autor explica una teoría que realmente sirve para algo y que se puede aplicar a la vida real. Además habla de aspectos cercanos como el comercio, la densidad de población etc, y por tanto, dan lugar a una idea de Geografía más reciente.

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martes, 8 de junio de 2010

COMENTARIO DE PAUL VIDAL DE LA BLACHE

COMENTARIO DE PAUL VIDAL DE LA BLACHE

En lo que se refiere a la idea principal, en este texto el autor intenta explicar que para llevar a cabo un estudio geográfico regional, la división del territorio a de darse en “países” (regiones), las cuales no pueden ni deben venir definidas por ninguna otra ciencia que no sea la Geografía. Para ello Vidal ejemplifica esta división en Francia.
Los contenidos se pueden sistematizar de la siguiente manera:
- Justificación del método: El autor comienza el texto explicando la dificultad que tiene la geografía a la hora de realizar estudios regionales, debido a la dificultad para dividir las mismas. Por tanto, en vez de discutir sobre los procedimientos decide ir directamente a la metodología de cómo debería hacerse una división, eligiendo como ejemplo a Francia.
- Divisiones regionales en Francia: el objetivo de la geografía es el estudio del territorio en su conjunto, relacionando entre sí unos fenómenos con otros, es decir, para lograr entender un territorio no hay que aislar los diferentes elementos que en él aparecen. Para explicar este aspecto el autor propone diversos ejemplos, como es el caso de la hidrografía, la cual depende estrechamente de la naturaleza del terreno, no pudiéndose entender el uno sin el otro.
Sin embargo Vidal establece que para estudiar una región hay que delimitarla correctamente, eligiendo adecuadamente las divisiones, es aquí cuando el autor realiza una fuerte crítica hacia las divisiones tradicionales y artificiales del territorio (divisiones históricas y administrativas, divisiones por cuencas fluviales), las cuales explica, dan lugar a se realicen estudios parcelarios o individualizados.
Vidal dice que las divisiones deben de ser geográficas (región natural) y que por tanto deben realizarlas los geógrafos y no otros profesionales como los geólogos o los historiadores.
El autor pone de manifiesto la importancia que tiene la observación personal para la mencionada delimitación regional, y nos muestra algunos ejemplos con Francia y sus territorios como es el caso del “país de la Beauce” y“país de la Perche”, los cuales no abarcan grandes extensiones, sino que van más allá del horizonte del propio lugar o “país de Caux” y “país de Bray”.
Por último en este apartado Vidal hace un llamamiento para que este tipo de divisiones se utilicen en las escuelas, aunque explicar que esto seria muy complicado y que no se puede hacer una aplicación directa puesto que se correría el riesgo de que las relaciones generales desaparecieran.
- Relación entre geografía y geología: el autor dice que ambas ciencias están relacionadas ya que las divisiones naturales casi siempre dependen de la constitución geológica del terreno, a excepción de si tratamos grandes superficies continentales, en cuyo caso el clima influirá mayormente en la formación de las regiones.
En lo que se refiere al análisis crítico, Paul Vidal de la Blache establece que la Geografía debe de ser una ciencia y no una nomenclatura. Con él la geografía es esencialmente una Geografía descriptiva, que se ocupa sobre todo de cuestiones como la localización, la posición, área que abarcan los fenómenos… en definitiva la descripción del territorio.
En este sentido, para Vidal la Geografía también tiene una dimensión histórica, ya que también se deben analizar las herencias y permanencias en el proceso de desarrollo histórico de la región, es decir, pretende estudiar la dinámica histórica hombre-medio en la región, como forma para entender ésta.
Este autor forma parte de la escuela geográfica francesa y se encuadra dentro un movimiento denominado funcionalismo, corriente integrada dentro del positivismo y del auge de la Geografía Regional. Este movimiento en concreto critica al evolucionismo, al abandono del enfoque histórico de la geografía (Vidal de la Blache estaba vinculado con la historia) y las generalizaciones del estudio geográfico, optando por la descripción por partes consecutivas.
Un aspecto a destacar, es la influencia que ejerce en el él la filosofía vitalista o de la intuición, en especial, la obra de Henri Bergson. Se trata de una filosofía muy crítica con los pensamientos positivistas, que hace la geografía sea cada vez más un arte en vez de una ciencia, dedicada a describir la vida de las regiones
A raíz de la lectura del texto podemos concluir diciendo dos cosas, en primer lugar que para Vidal, la Geografía es fundamentalmente una Geografía Regional (la Geografía general está al servicio de la Geografía regional), ya que como él señala los hechos geográficos destacan más por su individualidad más que por su sometimiento a unas reglas. En segundo lugar su particular concepto de región: explica que la observación es fundamental para alcanzar el concepto de “región natural”, ya que cada región natural no debería ir más allá de lo local, de la observación de los seres humanos en su ámbito social, tal como dice “Las regiones naturales, como producto de la observación local, no pueden abarcar grandes extensiones: son restringidas como el horizonte de los que las utilizan”.Los estudios deben realizarse en regiones para no perder el encadenamiento de las relaciones geográficas. Si este despareciera, la geografía perdería su carácter científico.

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lunes, 7 de junio de 2010

COMENTARIO DE TEXTO DE W.M DAVIS

COMENTARIO DE TEXTO DE W.M DAVIS.
La idea principal del texto es la explicación del ciclo geográfico o de erosión de un relieve. Lo que pretende con este texto, por tanto, es explicar el método de la geografía, otorgándola un papel más científico. Plantea que la geografía debe de ser deductiva, utilizando el uso de la observación, la descripción y la generalización.
En este texto podemos distinguir los siguientes apartados:
- Una introducción y definición de las variables geográficas: En esta primera parte Davis explica que las formas del terreno dependen de tres variables: estructura, proceso y tiempo. De dichas variables dependen la constitución y disposición del relieve. También se habla de la importancia de los procesos exógenos, los cuales determinan la forma del relieve y hace que éste no se mantenga igual con el paso del tiempo.
- La geografía teórica: Davis apuesta por una Geografía práctica y no teórica, en la que se parte de planteamientos hipotéticos. Es un autor adelantado a su época, ya que los positivistas eran inductivos. Autores de la época consideraban que la geografía debía limitarse a la observación y a la descripción, mientras que Davis argumenta que teoría y práctica pueden y deben ir siempre acompañadas, complementándose.
Dentro de este apartado, también se habla de la función de las variables en la geografía teórica. En primer lugar, todo geógrafo debe distinguir entre formas geográficas y geológicas, que pueden llegar a confundirse. La Geología analiza los cambios ocurridos en el pasado, durante la historia de la Tierra; La Geografía se centra en las transformaciones pasadas en tanto que sirven actualmente para explicar la época actual.
En cuanto a las variables, la importancia de la estructura radica en su influencia sobre la forma del relieve.
Davis comenta que el tiempo, es fundamental dentro de cualquier estudio geográfico, ya que es el principal desencadenante de los procesos. Si la transformación del relieve es cercana, los procesos destructivos serán reducidos, por tanto el relieve será joven. Si ha transcurrido más tiempo, la erosión habrá sido mayor, y el relieve será maduro, al haber más superficie erosionada.
A lo largo de la historia de un territorio se dan varias etapas, que, aunque parecen independientes, están relacionadas temporalmente, y dan lugar al denominado “ciclo geográfico”.
- El ciclo geográfico ideal: El estudio de la Geomorfología resulta muy útil para cualquier geógrafo. El estudio del relieve es mucho más sencillo recreando un caso hipotético que el autor apoya con un gráfico en el que se representan dos variables, el tiempo y la altitud. Es una explicación que vale para cualquier época.
Etapa 1: Las fuerzas de levantamiento forman una estructura, con unas partes altas y otras bajas. El relieve cuenta con mucha energía (juventud)
Etapa 2: Los agentes atmosféricos rebajan las partes más latas, dando lugar a procesos destructivos y modelando las partes más bajas muy rápidamente. Se alcanza la máxima energía y complejidad del relieve y sus formas (madurez)
Etapa 3: Las partes más bajas disminuyen progresivamente pero de forma lenta, mientras que las partes más elevadas se fragmentan y descienden su altitud muy rápidamente. El relieve pierde energía, suavizándose las pendientes y disminuyendo la altitud. En principio la perdida de energía es rápida, pero poco a poco es cada vez menor, hasta que encontramos una llanura, perteneciente a un relieve viejo y sin energía (vejez)
Desde un punto de vista más crítico, a lo largo del texto ya hemos podido comprobar como el autor otorga a la Geografía el papel de ciencia, que además tiene que ser empírica y basarse en el análisis teórico y en el estudio de los ámbitos geográficos. Además el apoyo gráfico es fundamental para él, de hecho es el primer texto que comentamos en el que aparece un esquema.
Él mismo fundó la geomorfología como subcampo de la geografía, le preocupaba el estudio de las estructuras del terreno del relieve en general, diferenciándose de otros que únicamente buscan las relaciones existentes entre el ser humano y el medio físico
Davis pertenece a la Geografía Moderna, más concretamente a la escuela Norteamericana, por lo que está influido por las preocupaciones positivistas, muy motivadas por la geografía física y, sobretodo, a finales del siglo XIX, con la generación del relieve. En este texto, podemos observar, que tiene cierta influencia de Darwin, ya que el relieve evoluciona; no permanece estático y hace comparaciones con los seres vivos.
Sin duda, el concepto geográfico más significativo es el de ciclo de erosión o ciclo geográfico, que es la evolución de un relieve desde que se levanta hasta que queda totalmente arrasado por los agentes erosivos.
Podemos concluir diciendo que Davis se centra sobre todo en la Geomorfología, y por ello debemos entender la importancia de los procesos en la formación del relieve. Por proceso el autor entiende una sucesión histórica conformada por etapas, siendo el actor principal el tiempo o duración de cada etapa. Dependiendo del tiempo y de las fuerzas que actúen sobre el territorio se conformarán unas u otras formas de relieve.

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jueves, 27 de mayo de 2010

Presentación de los trabajos

Salvo que haya una causa muy justificada, el calendario de las presentaciones de los trabajos será el siguiente:

- Martes 1 de junio, de 10:00 a 11:00: Ensayo sobre nuevas tendencias geográficas

- Miércoles 2 de junio, de 11:00 a 12:00: Evolución reciente de la metodología y los contenidos de la Geografía Política

- Miércoles 2 de junio, de 12:00 a 13:00: La profesionalización de la geografía

Además, os recuerdo que la clase del lunes se adelanta a las 12:00, en la que ocupa habitualmente Ordenación del Territorio

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miércoles, 12 de mayo de 2010

Un apunte sobre William Bunge

Al hilo de lo señalado en clase, os adjunto un texto que publicó Joan Nogué en La Vanguardia el 12 de septiembre de 2007, al hilo de la presentación del libro "Las Otras Geografías", dedicado a la trayectoria vital de William Bunge.


"Influido por la revuelta de la población negra norteamericana contra su marginación y por la implicación de su país, los Estados Unidos, en la guerra del Vietnam, Bunge decide salir del aula y pasar a la acción. Para ello recupera la idea de las clásicas expediciones geográficas decimonónicas y les da la vuelta: sus expediciones ya no se dirigirán a tierras lejanas, tropicales y exóticas, sino a los guetos urbanos de las grandes ciudades norteamericanas. La primera de estas expediciones, la denominada Expedición Geográfica de Detroit, dura dos años (1969 y 1970) y se dirige a uno de los barrios negros más degradados de Detroit: Fitzgerald. Bunge y sus alumnos no sólo se dedican a estudiar el barrio, sino a organizar programas y cursos de planeamiento urbano para formar a los líderes locales de manera que puedan responder mejor a los retos que tienen por delante. El resultado es un libro excelente: Fitzgerald. Geography of a Revolution (1971)… y la expulsión de Bunge de la universidad por “exponer a las chicas blancas a la violación” y “querer reducir la universidad a cenizas”, como aparece en su expediente.
Contratado por la Universidad York de Toronto, Bunge se pone de nuevo manos a la obra y organiza una segunda expedición, esta vez a los mundos ocultos de los negros blancos,como él define a las minorías étnicas del Canadá inglés, en este caso un barrio de origen italiano (Christie Pits) con problemas de marginación y una decidida voluntad de resistencia comunitaria a la degradación urbana. El resultado es la denominada Expedición Geográfica de Toronto, de tres años de duración (1972 a 1975), y con otro libro como guinda final: The Canadian Alternative: Survival, Expeditions and Urban Change (1975).
De nuevo llegarán las presiones y los expedientes sancionadores, lo que le lleva, a modo de provocación, a abandonar la universidad y a hacerse taxista, convirtiéndose así en un auténtico folk-geographer, en un explorador de las entrañas urbanas a las que los geógrafos de despacho, dice él, nunca accederán. La atmósfera académica le resulta asfixiante y nunca más volverá a ella.

Obviamente, no todos los geógrafos radicales, ya fueren marxistas o anarquistas, llevaron hasta tal extremo sus planteamientos, pero sí consiguieron abrir nuevos caminos y descubrir nuevos paisajes que, salvando las distancias y los contextos, hoy siguen explorando las denominadas geografías críticas. Éstas siguen la estela iniciada hace cuarenta años, aunque incorporando nuevas dimensiones y categorías conceptuales poco contempladas en aquel momento ante el entonces avasallador concepto de clase social. Las nuevas geografías críticas se interesan más que nunca por las otras geografías: los paisajes incógnitos y los territorios ocultos de las grandes metrópolis, las ocupaciones temporales del espacio público, los nuevos espacios disidentes (como el de los okupas o el de los homosexuales), el cuerpo humano como objeto y sujeto geográfico, la dimensión espacial de las relaciones de género, las geografías de la discapacidad, las geografías de la evasión, las geografías emocionales generadas por las diásporas, el exilio y la emigración, los paisajes sensoriales no visuales inducidos por el resto de nuestros sentidos o, sin ir más lejos, el fundamental y a la vez complejo proceso a través del cual los seres humanos imbuimos de significado al espacio geográfico y creamos lugares. Nuestros mapas, en efecto, se han llenado de nuevo de tierras desconocidas, de regiones que se alejan, que se descartografían y se vuelven opacas. Hacia estos nuevos espacios en blanco en nuestros mapas, hacia estas otras geografías, se orientan las nuevas expediciones geográficas".

Las imágenes han sido obtenidas de indiemaps.com/blog, un blog con una excelente información sobre geografía y cartografía, y donde existe muchas más información sobre William Bunge

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martes, 27 de abril de 2010

Comentario: Harvey

Trabajo, capital y lucha de clases en torno al medio construido en las sociedades capitalistas avanzadas

En este artículo intentaré formular un marco teórico para la comprensión de una faceta de la lucha de clases en el capitalismo avanzado. Se examinarán en las páginas que siguen los conflictos relacionados con la producción y la utilización del medio construido, expresión con la que aludo al conjunto de estructuras físicas –casas, vías públicas, fábricas, oficinas, alcantarillado, parques, instituciones culturales, establecimientos educativos, etc.–. La tesis general que voy a exponer es que la sociedad capitalista necesita crear un paisaje físico –una masa de recursos físicos construidos por el hombre– a su imagen, adaptado a grandes rasgos a los fines de la producción y la reproducción. Pero sostendré también que este proceso de creación de un espacio está lleno de contradicciones y de tensiones, y que en la sociedad capitalista las relaciones entre las clases dan lugar inevitablemente a agudos conflictos entre corrientes encontradas.

A efectos analíticos supondré que existe una distinción clara entre 1) una fracción del capital que persigue la apropiación de renta, ya sea directamente (propietarios, compañías inmobiliarias y similares) o indirectamente (intermediarios financieros u otros inversores en bienes inmuebles atraídos por una tasa de rentabilidad), 2) una fracción del capital que busca la realización de beneficios mediante la construcción de nuevos elementos del medio construido (los intereses ligados a la construcción, 3) el capital “en general” , que ve en el medio construido una colocación para el capital excedente y un conjunto de valores de uso para intensificar la producción y la acumulación de capital, y 4) la clase obrera, que utiliza el medio construido con fines de consumo y para su propia reproducción. Supondré asimismo que el medio construido puede dividirse conceptualmente en componentes del capital fijo que se utilizan en la producción (fábricas, carreteras, vías férreas, oficinas, etc.) y componentes del fondo de consumo que se utilizan en el consumo (casas, vías públicas, parques, aceras, etc.). Algunos de estos elementos, como por ejemplo las vías públicas y el alcantarillado, pueden funcionar como capital fijo o como parte del fondo de consumo, según el uso que se haga de ellos.
En este artículo me limitaré a considerar la estructura del conflicto según se plantea en relación con la utilización del fondo de consumo por los trabajadores, prescindiendo de cómo emplean el capital fijo en el proceso inmediato de producción. Creo que un análisis de este aspecto de la lucha de clases arrojará mucha luz sobre los espinosos problemas que envuelven la relación entre los conflictos y movimientos urbanos y de barrio, por una parte, y los conflictos laborales y las organizaciones de base profesional por otra. En pocas palabras, espero ser capaz de arrojar alguna luz sobre la posición y la experiencia de la clase obrera tanto con respecto a las formas de vida como de trabajo en el desarrollo histórico de aquellos que actualmente suelen considerarse como países capitalistas “avanzados”. Los ejemplos procederán de los Estados Unidos y de Gran Bretaña. Conviene hacer algunas observaciones preparatorias sobre el tema general que va a tratarse.
La dominación del capital sobre el trabajo es fundamental para el modo de producción capitalista: al fin y al cabo, sin ella no podría haber apropiación de plusvalía y cesaría la acumulación. De ello se derivan consecuencias de todo orden, y sólo teniéndolo presente puede comprenderse la relación entre la clase obrera y el medio construido. Quizás el hecho concreto más importante sea que el capitalismo industrial, mediante la reorganización del proceso de trabajo y el advenimiento del sistema fabril, ha provocado la separación entre lugar de trabajo y lugar de reproducción y de consumo. La necesidad de reproducir la fuerza de trabajo se traslada pues a un conjunto específico de actividades de producción y de consumo dentro de la familia –una economía doméstica que para funcionar eficazmente demanda valores de uso en forma de medio construido.
Las necesidades de la clase obrera han cambiado históricamente, y se satisfarán en parte mediante trabajo realizado dentro del hogar y en parte cambiando en el mercado los salarios recibidos por mercancías producidas. La demanda de mercancías por parte de la clase obrera dependerá de la proporción entre productos de la economía doméstica y compras en el mercado, así como de las consideraciones morales, históricas y ambientales que determinan el nivel de vida de los trabajadores. En el ámbito de las mercancías, la clase obrera puede modificar, con su organización y a través de la lucha de clases, la definición de las necesidades y hacer que incluyan niveles “razonables” de alimentación, atención sanitaria, vivienda, educación, esparcimiento y diversión, etc. Desde el punto de vista del capital, la acumulación exige una expansión constante del mercado para sus productos, lo cual supone la creación de nuevas aspiraciones y necesidades sociales y la organización de un “consumo racional” por parte del proletariado. La última condición sugiere en el plano teórico algo que es observable históricamente: que la economía doméstica debe contraerse sin cesar ante la expansión de la producción capitalista de mercancías. La acumulación por la acumulación y la producción por la producción, que conjuntamente empujan al capitalista, suponen por lo tanto una creciente integración del consumo de los trabajadores en el sistema de producción y de intercambio capitalista de mercancías.
La separación ente lugar de trabajo y lugar de residencia significa que la lucha de los trabajadores para controlar las condiciones sociales de su propia existencia se bifurca en dos combates aparentemente distintos. El primero de ellos, localizado en el lugar de trabajo, se refiere a las condiciones de trabajo y al nivel de salarios que determina la capacidad de adquirir bienes de consumo. El segundo combate se libra en el lugar de residencia contra las formas secundarias de explotación y de apropiación que son el capital comercial, la propiedad del suelo, etc. Es un combate en torno a los costos y a las condiciones de existencia en el lugar de residencia. Sobre este segundo tipo de combate vamos a centrarnos aquí, reconociendo, desde luego, que la dicotomía entre vivir y trabajar es una división artificial impuesta por el sistema capitalista.

La clase obrera frente a propietarios y a constructores
Los trabajadores necesitan un espacio para vivir. El suelo es pues una condición de existencia para el proletariado, de modo semejante a como para el capital es una condición de la producción. El sistema de propiedad privada que desposee a los trabajadores de la tierra en cuanto condición para la producción sirve asimismo para privarles del suelo en cuanto condición de existencia. Como señala Marx, “el poder inmenso que esta forma de propiedad territorial supone cuando se combina en las mismas manos con el capital industrial… permite a éste, en la lucha en torno al salario, desahuciar prácticamente al obrero de la tierra como su morada”. Además del espacio en su calidad de condición básica de existencia, nos interesan aquí la vivienda, el transporte (al lugar de trabajo y a los servicios públicos), lugares de recreo y servicios públicos, y el conjunto de recursos que forman parte del medio global en el que viven los trabajadores. Algunos de esos elementos pueden ser de propiedad privada (la vivienda es el más importante de ellos), mientras que otros deben utilizarse en común (aceras) y en algunos casos, como el sistema de transporte, también el capital hace uso de ellos. La necesidad que la clase obrera tiene de estos elementos la enfrenta tanto con la propiedad del suelo y la apropiación de renta como con los intereses ligados a la construcción que pretenden sacar provecho de la producción de tales mercancías. El costo y la calidad de estos elementos inciden sobre el nivel de vida del proletariado. Este, al tratar de protegerlo y de mejorarlo, emprende una serie de batallas defensivas en el lugar de residencia en torno a cuestiones diversas relacionadas con la creación, la administración y el control del medio construido. No es difícil hallar ejemplos de conflictos provocados por los abusos de los propietarios en materia de alquileres, la especulación en el mercado de viviendas, la ubicación de instalaciones “malsanas”, la inflación de costos en la construcción, la inflación de los costos de mantenimiento de una infraestructura urbana en deterioro, la congestión, la falta de acceso a oportunidades de empleo y a servicios, la construcción de carreteras y la renovación urbana, la “calidad de vida” y cuestiones de tipo estético: la lista parece casi interminable.
Los conflictos que giran en torno al medio construido presentan ciertas características peculiares, ya que el poder monopolístico que se deriva de la existencia de la propiedad privada no sólo faculta para la apropiación de renta sino que confiere a los propietarios un “monopolio natural” sobre el espacio. El carácter fijo e inmóvil del medio construido implica la producción y el uso de mercancías en condiciones de competencia espacial monopolística con importantes “externalidades” y efectos de “vecindad”. Muchos de los enfrentamientos que se registran están motivados por estas “externalidades”: el valor de una vivienda concreta viene determinado en parte por la categoría de las viviendas circundantes, por lo que cada propietario tiene gran interés en procurar que el barrio en conjunto esté bien conservado. En la teoría burguesa, la apropiación de renta y la negociación de títulos de propiedad emiten indicaciones (en forma de precios) para la producción de nuevas mercancías de tal forma que a través del mecanismo del mercado puede lograrse una asignación “racional” del suelo para sus diversos usos. Pero debido a la penetración de influencias portadoras de “externalidades” y al carácter consecutivo en el tiempo de la urbanización y la ocupación, estas indicaciones concretas en precios sufren graves distorsiones de todo orden. A consecuencia de ello aparecen toda una serie de oportunidades para que propietarios, constructores, promotores, especuladores e incluso particulares obtengan beneficios excepcionales y rentas de monopolio. De ahí que los conflictos internos en el seno de una clase o capa social sean tan corrientes como los conflictos entre clases y capas sociales.
Pero lo que aquí nos interesa es sobre todo la estructura del conflicto triangular entre la clase obrera, los apropiadores de renta y los intereses ligados a la construcción. Fijémonos, por ejemplo, en el enfrentamiento directo entre trabajadores y propietarios en torno al costo y la calidad de la vivienda. Lo normal es que los propietarios empleen todo el poder de que disponen para hacer rendir al máximo el capital en viviendas que poseen, y seguirán una estrategia encaminada a maximizar la tasa de rendimiento de su capital en las condiciones existentes. Si esta tasa es muy alta, entonces nuevos capitales acudirán probablemente al sector de la propiedad inmobiliaria, y si es muy baja se producirá seguramente desinversión y abandono. La clase obrera tratará de limitar la apropiación de renta y de conseguir alojamientos de calidad razonable mediante estrategias diversas –por ejemplo, desplazándose hacia donde la vivienda sea más barata, o imponiendo controles de alquileres y códigos de la vivienda. La resolución de esta lucha está muy condicionada por la fuerza política y económica relativa de ambos grupos, las circunstancias de oferta y demanda que se dan en un momento y lugar determinados, y las opciones a que cada grupo puede recurrir.
El enfrentamiento se convierte en tridimensional si tomamos en consideración el hecho de que la capacidad de los propietarios para obtener rentas de monopolio sobre las viviendas antiguas está limitada en parte por la capacidad de los constructores para introducirse en el mercado y crear nuevas viviendas a costos más bajos. En definitiva sobre el precio de las viviendas antiguas influyen mucho los costos de producción de otras nuevas. Si el proletariado puede utilizar su fuerza política para conseguir subvenciones estatales para la construcción, entonces este nuevo desarrollo artificialmente estimulado tenderá a deprimir la tasa de apropiación de renta sobre los recursos existentes. Por el contrario, si los propietarios pueden oponerse a nuevas edificaciones (por ejemplo, incrementando mucho los costos del suelo), o si, por alguna razón, existen trabas a las mismas (en Gran Bretaña, los procedimientos de autorización de proyectos tienen una función bien caracterizada en este sentido), entonces puede elevarse la tasa de apropiación de renta. Por otra parte, cuando los trabajadores consiguen frenar la tasa de apropiación de renta mediante controles directos de alquileres, entonces caen los precios de las viviendas de alquiler, desaparecen los incentivos para nuevas edificaciones y se registra escasez. Estos son los tipos de conflicto y las estrategias de coalición que cabe esperar en tales situaciones.
Pero el “monopolio natural” inherente al espacio hace que la estructura del conflicto sea más compleja. Por ejemplo, el poder del monopolio del proletariado se encuentra parcialmente alterado si los trabajadores pueden evitar el verse atados a la vecindad inmediata al lugar del trabajo. La apropiación de renta a partir de la vivienda es muy sensible a los cambios en los transportes. La capacidad de efectuar mayores desplazamientos hasta el lugar de trabajo depende en parte de nivel de salarios (que permite al trabajador pagar los viajes), de la duración de la jornada de trabajo (que da al trabajador tiempo para sus desplazamientos) y de los costos y la disponibilidad de los medios de transporte. Por ejemplo, el auge de la construcción de suburbios obreros en Londres a fines del s. XIX puede explicarse en buena medida por la aparición de los ferrocarriles, el establecimiento de tarifas reducidas especiales para trabajadores y la disminución de la jornada de trabajo, que liberaron a una parte por lo menos de la clase obrera de la necesidad de vivir en sitios desde los cuales pudiera irse a pie al lugar de trabajo. La tasa de apropiación de renta tuvo pues que disminuir en las viviendas próximas a los centros de trabajo. Otros ejemplos del mismo fenómeno son los streetcar suburbs de las ciudades americanas y los barrios obreros de la actualidad, basados en la energía barata y el automóvil. Mediante la presión a favor de formas de transporte nuevas y baratas, los trabajadores pueden eludir la reclusión geográfica y reducir de este modo la capacidad de los propietarios de áreas ventajosamente localizadas de obtener rentas de monopolio. Por supuesto que los problemas derivados de la reclusión espacial todavía subsisten en los actuales ghettos para pobres, ancianos, minorías oprimidas, etc. Para estos grupos las comunicaciones constituyen todavía un problema importante.
La lucha para eliminar la expoliación inmediata por parte del proletariado y la incesante batalla para contener el costo de la vida explican en gran parte la actitud que adopta la clase obrera frente a la distribución, las cantidades y las calidades de todos los elementos del medio construido. Servicios públicos, oportunidades de distracción, lugares de esparcimiento, transportes, etc., son otros tantos motivos de disputa. Pero subyace a todas estas preocupaciones inmediatas un conflicto más hondo en torno al significado mismo del medio construido como conjunto de valores de uso para la clase obrera.
Los productores del medio edificado, en el pasado como en la actualidad, ofrecen a los obreros una gama limitada de condiciones de alojamiento donde elegir. Si los recursos con que la clase obrera puede ejercer su demanda efectiva son escuálidos, entonces tendrá que contentarse como lo que sea –por ejemplo, casas de vecindad mal construidas, angostas y con pésimos servicios–. Con una demanda efectiva creciente, la clase obrera tiene fuerza para elegir entre una gama más amplia y, como consecuencia de ello, empiezan a plantearse los problemas relativos a la “calidad de la vida” general. El capital en general y aquella fracción del mismo que produce el medio construido procuran definir la calidad de la vida para la clase obrera en términos de mercancías que puedan producirse con beneficio en un emplazamiento determinado. La clase obrera, por su parte, define la calidad de la vida exclusivamente en términos de valores de uso, y en este proceso puede apelar a concepciones básicas y fundamentales sobre lo que debe considerarse como humano. Con frecuencia la producción para el beneficio y la producción para el uso resultan incompatibles entre sí. Por ello el capitalismo, para sobrevivir, necesita que el capital domine a la clase obrera no sólo en el proceso de trabajo sino también en la definición misma de la calidad de la vida en la esfera del consumo. La producción, explicó Marx, no sólo produce consumo; produce asimismo el modo de consumo y, desde luego, el fondo de consumo para la clase obrera no es más que eso. Por este motivo el capital en general no puede permitirse que el resultado de los conflictos en torno al medio construido venga determinado simplemente por la fuerza relativa de la clase obrera, los apropiadores de renta y los intereses ligados a la construcción. De vez en cuando necesita poner todo su peso en la balanza para forzar resultados que sean favorables a la reproducción del orden social capitalista.

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jueves, 22 de abril de 2010

Modelos de distribución espacial

Os presento una presentación con algunos ejemplos referidos a los modelos de distribución espacial más conocidos dentro de la Geografía Cuantitativa. Se trata, en la mayor parte de los casos, de casos prácticos en diferentes obras geográficas, para que puedan valorarse en relación con lo expuesto de manera teórica.
Si hacéis clic en el botón Menú de la presentación, puede verse a pantalla completa.

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martes, 30 de marzo de 2010

Estrategias para mejorar las presentaciones

Para complementar con otra visión la idea de que las presentaciones de los trabajos deben buscar ser lo más atractivas y eficaces posibles, os muestro una realizada por David Jakes (http://www.jakesonline.org ) acerca de las estrategias que pueden seguirse. Está en inglés, pero es muy sencilla de entender.



Al margen de esta presentación, os recuerdo, si os gusta este tema, que podéis consultar un blog muy interesante, que ya señalamos a principio de curso: El Arte de Presentar. Por cierto, uno de sus autores, Eduardo S. de la Fuente, realizó un pequeño comentario en nuestro blog, y os invitó a consultar otras presentaciones.

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lunes, 29 de marzo de 2010

Comentario de texto: Berry

BRIAN J. L. BERRY
Geografía de los centros de mercado y distribución al por menor

VARIACIONES SISTEMÁTICAS DE LA JERARQUÍA
Hemos visto hasta aquí que los comercios minoristas y empresas de servicios se agrupan en diversas categorías u órdenes en razón del tamaño de las áreas comerciales que se requiere para que las operaciones sean rentables, que los centros de mercado forman varios niveles según sea el alcance económico derivado de su centralidad, y que los órdenes y niveles se entrelazan en un sistema espacial (la jerarquía de los lugares centrales). Con ello sólo hemos comenzado a esbozar el cuadro de la geografía del comercio al por menor y de las empresas de servicios. Aún es preciso subrayar muchos rasgos característicos del sistema; por ejemplo, las variaciones que experimenta en las distintas regiones de los Estados Unidos, y el modo en que su forma se modifica con el aumento de densidad de población en las ciudades.


Variaciones de las áreas de mercado
Para cualquiera de las áreas de mercado representadas en los mapas anteriores, podemos calcular el área total abastecida y la población total residente en ella. Si los números obtenidos son representados en un gráfico mediante puntos, y se hace constar para cada punto si corresponde a un pueblo, una villa, una ciudad pequeña o una capital regional, obtendremos el diagrama de dispersión de la figura 2.1.
Puesto que el gráfico tiene una escala logarítmica en ambos ejes, las líneas rectas trazadas hacia arriba y hacia la derecha en un ángulo de 45° determinarán iguales densidades de población (véase la figura 2.8, en la que se incluye la escala de densidades).
Lo primero que se observa en la figura 2.1 es que el conjunto de puntos sigue una línea ascendente, que determina el nivel medio de densidad en el sudoeste de Iowa. Sin embargo, los centros de cada uno de los niveles ocupan partes distintas del enjambre, en líneas de puntos de una inclinación superior a los 45°. Las áreas comerciales mayores de densidad inferior están en la parte superior de cada línea, y las áreas menores de densidad superior están en la parte baja. Esta distribución se debe a que la densidad de la población rural disminuye a medida que se aleja de los centros urbanos, y, por lo tanto, cuanto mayor es el área comercial, menor es la densidad de población, ceteris paribus. Adviértase que cada línea tiene un límite superior para el tamaño del área comercial, determinando de un modo objetivo el máximo alcance económico de un centro de ese nivel.


La figura 2.2 añade otra perspectiva. Se repite la dispersión de puntos de la figura 2.1, pero se señalan las áreas de mercado de las funciones de orden inferior (como las tiendas de comestibles) de los pueblos, villas y ciudades; las actividades de orden inmediatamente superior (como las tintorerías), desarrolladas por las villas, las ciudades y la capital regional; y las actividades de la categoría máxima (como la venta de las prendas de vestir), que solamente se realizan en las capitales de condado y en la capital regional. Se subraya una vez más la gradación contenida en el cuadro 1.1, y se indican los umbrales de los distintos órdenes de actividades. Puede verse también que las áreas de mercado de los centros de orden superior son mayores que las de los centros de orden inferior para una misma categoría de bienes.

Esto mismo puede observarse también en la figura 2.3, que hace referencia a los desplazamientos de los agricultores para comprar alimentos y vestidos. Vemos que la distancia máxima que los agricultores están dispuestos a recorrer depende del nivel de la jerarquía, que se determina según el número de "funciones centrales" que poseen (o sea, según el número de "tipos" distintos de empresas comerciales y de servicios). Para cada consumidor entrevistado se dibuja un punto que señala el tamaño del centro visitado y la distancia recorrida.

El desplazamiento total de los consumidores en los viajes hacia y desde los centros urbanos varía de un modo parecido. Disponemos de los datos referentes al punto de origen y de destino de los automóviles que viajaban en el área de estudio en un día normal de verano de 1960, y sabemos también el número de kilómetros recorridos en estos desplazamientos. Estos datos están resumidos en las figuras 2.4 y 2.5.

Atlantic fue el punto de destino de 1912 viajes y el punto de partida de 1994. El número total de kilómetros recorridos por los vehículos en dichos viajes fue de 75 500 y 71 800 respectivamente, o sea, casi 145 000. En cuanto a la villa de Villisca, las cifras fueron: entradas, 433; salidas, 422; kilómetros recorridos en los viajes de entrada, 14 500; kilómetros recorridos en los viajes de salida, 13 670. Para los pueblos, el promedio de viajes de entrada y salida es de unos 200, con una cifra probable de 4000 kilómetros de recorrido total en cada uno de los sentidos. En ambas figuras obsérvese: 1) la forma aproximada de línea recta que tienen las relaciones entre el número de viajes y las funciones centrales, y 2) las agrupaciones de puntos relativas a los niveles de la jerarquía. Más adelante, utilizaremos la observación contenida en la figura 2.4, en el sentido de que los niveles de la jerarquía se corresponden aproximadamente con 24, 48 y 96 funciones, es decir, 24 x 20, 24 x 21 y 24 x 22.

Podemos ahora ensanchar el ámbito de estudio, incluyendo las dos áreas de Dakota del Sur (figs. 2.6 y 2.7) y la ciudad central y área suburbana de Chicago.

Mediante encuestas realizadas sobre el terreno se obtuvieron las áreas comerciales de cada una de estas zonas, y, junto con el modelo que ya teníamos para la región de Iowa, se reunieron todos los datos en la figura 2.8.

Obsérvese cómo el tamaño del área comercial aumenta de un modo sistemático a medida que decrece la densidad de población. Las únicas irregularidades se producen en la parte suroccidental de Dakota del Sur, que comprende no sólo pastizales, sino también zonas mineras y de recreo en los Black Hills, con elevada densidad.

Si incluimos en el mismo gráfico los niveles de la jerarquía (fig. 2.9), salen a la luz otros importantes aspectos. En primer lugar, los distintos niveles de la jerarquía de centros urbanos en cada una de las áreas rurales y los niveles de una jerarquía similar de centros comerciales dentro de cada ciudad se corresponden de un modo tan estrecho, que pueden unirse mediante líneas rectas los límites superiores dé los puntos pertenecientes a niveles similares bajo diferentes condiciones de densidad de población. Paralela a la clasificación de los centros urbanos de las áreas rurales en pueblos, villas y ciudades, existe una clasificación de los núcleos comerciales dentro de una ciudad en: grupos de tiendas que venden productos de uso frecuente y que se hallan "a la vuelta de la esquina" (convenience shops), centros comerciales vecinales o de barrio (neighborhood centers), centros comerciales locales (community centers) y centros comerciales regionales.
Si el único efecto de un descenso en la densidad de población fuese el de "estirar" de un modo uniforme la jerarquía de centros urbanos (es decir, si se pudiera dibujar sobre una lámina de goma elástica el esquema comercial de una ciudad, de tal modo que con sólo estirarlo se convirtiera en el esquema del estado de Iowa), entonces la figura 2.9 perdería gran parte de su interés. Las líneas divisorias que separan centros de distintos niveles serían líneas verticales, manteniéndose constante la población de las áreas comerciales y variando solamente la superficie de las mismas, cuyo número de kilómetros cuadrados aumentaría o disminuiría de un modo proporcional a los cambios de densidad. Pero no ocurre así; las líneas que separan los niveles de centros tienen siempre una inclinación hacia atrás, hacia la izquierda, lo que significa que el tamaño de las áreas comerciales aumenta a medida que disminuye la densidad; pero ese aumento de superficie es más lento que la caída de la densidad, por lo que la cantidad total de población servida disminuye. Paralelamente, las funciones que exigen los mayores requisitos de umbral dentro de cualquiera de los niveles de la jerarquía se desplazan hacia los centros del nivel inmediatamente superior. Como resultado de ello, la población de los lugares centrales disminuye, porque ha descendido la base económica de los centros de mercado.

En la figura 2.10 puede verse cómo, en cada uno de los niveles, a medida que baja la densidad, la población de los centros disminuye siguiendo la escala numérica señalada a lo largo de las líneas que marcan los límites superiores de los niveles. Así, las villas van reduciendo su población desde 1600 a 400 habitantes. Comparando las funciones de los centros en Iowa y en Dakota del Sur, vemos que las villas de este último estado, a medida que va bajando la densidad de población, van perdiendo la posibilidad de realizar las siguientes actividades comerciales: venta de muebles, tiendas de electrodomésticos, comercios de artículos diversos, agentes de seguros y de la Propiedad Inmobiliaria, empresas de mudanzas y de transporte, funerarias, médicos y dentistas. Del mismo modo, actividades tales como las funciones más elementales de la administración local, la venta de aperos de labranza, peluquerías y salones de belleza, dejan de existir en los pueblos para establecer su sede en las villas.
Este desplazamiento ascendente de las funciones, dirigiéndose hacia los centros superiores de la jerarquía a medida que la densidad disminuye, tiene una explicación. Para mantener un conjunto dado de actividades, las áreas de mercado deben aumentar su extensión en proporción directa al descenso en la densidad de población; la distancia máxima que los consumidores están dispuestos a recorrer para ir al centro debe incrementarse en una proporción parecida a la del decrecimiento de la densidad. Evidentemente, los consumidores están dispuestos a desplazarse más lejos en las zonas menos densas, porque el movimiento es por lo general más fácil cuando hay menos gente y la congestión es menor; por lo tanto, se da realmente un incremento del alcance económico del centro. No obstante, el cambio es menos que proporcional, por lo que las funciones desarrolladas por los centros han de reajustarse en consonancia con el menor número de consumidores que pueden ser atraídos dentro de las áreas comerciales, cuyo radio se ha incrementado. De un modo similar, cuando las densidades son muy elevadas, la congestión no limitará completamente los movimientos del consumidor, por lo que los centros comerciales de cualquier nivel dentro de las ciudades atraen más consumidores y son funcionalmente más complejos que sus equivalentes rurales.


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martes, 16 de marzo de 2010

Schaefer. Comentario de texto voluntario

Junto al texto para comentar mostrado ayer, se plantea un segundo texto, correspondiente a la última parte de su artículo Exceptionalism in Geography, para quien quiera, voluntariamente, realizar un comentario en el blog, que será valorado adecuadamente en la nota correspondiente a la parte de comentarios.

Se trata de un texto que complementa el anterior, y que muestra las líneas básicas de la geografía neopositivista, con muchas ideas muy interesantes para el debate.

EXCEPCIONALISMO EN GEOGRAFÍA.
UN ANÁLISIS METODOLÓGICO

IV

El impacto del excepcionalismo en la Geografía ha sido profundo. Esta es la razón de que haya sido necesario dedicar más tiempo a su refutación. La discusión metodológica es esencialmente dialéctica ya que de la crítica mutua entre diferentes puntos de vista se sigue la clarificación de ideas. A primera vista este sistema puede parecer estéril, pero en realidad no es así. Ahora volveremos sobre un grupo de temas más específicos. Está primero el tema de la oposición de la ciencia pura y la ciencia aplicada. En segundo lugar, se debe prestar atención a las dificultades que la geografía comparte con otras ciencias sociales. A continuación realizaremos algunos comentarios sobre los instrumentos específicamente geográficos. En cuarto lugar señalaremos que nuestra atención dominante a la estructura, al contrario que en otras ciencias sociales, tiene ciertos aspectos lógicos. Todo esto conduce al quinto punto, una reexaminación del concepto de región y, en conexión con esto, de las pretensiones del holismo. Sexto, la geografía comparativa y la tipología deben de ser reconocidas en lo que son. Séptimo, algunas pretensiones recientes de naturaleza más metafísica en relación con la libertad de la voluntad exigen que entendamos claramente la muy perturbadora idea del determinismo geográfico. Como conclusión, no estará de más que insistamos en la relación que existe entre la geografía y otras ciencias afines ya ahora o en un futuro previsible.

Al igual que otros, también nosotros hemos hablado ocasionalmente sobre la aplicación de las leyes y conceptos de la geografía sistemática al material regional. En cierta manera esto es bastante inofensivo. No obstante es falso, o al menos puede conducir a error, oponer la geografía sistemática a la regional ocmo una especie de ciencia pura y ciencia aplicada. La verdad es que no hay tal distinción metodológica entre ciencia pura y aplicada. Sólo hay ciencia y ciencia aplicada. Si existe alguna distinción ésta es práctica, una cuestión de interés o énfasis. Las leyes que los científicos “puros” buscan no son en absoluto diferentes de las que ellos mismos o sus colegas aplicados utilizan. Inversamente, algunas de las más importantes ideas teóricas han sido sugeridas por problemas técnicos. Insistiendo una vez más en un campo en el que todas estas cosas han sido ampliamente practicadas, diremos que la tecnología de la física no es una rama de la física comparable o coordinada con la termodinámica o la mecánica, por ejemplo. Ni tampoco es la misma noción de aplicación tan poco ambigua como se podría suponer. Tiene por lo menos dos sentidos. El geógrafo regional que explica algunas características de la región mediante el uso de leyes aplica éstas en un sentido. El planificador regional o conservador del suelo aplica las mismas leyes en un sentido diferente de aplicación. De hecho es un ingeniero social. El alto prestigio y el justificado interés que despierta la aplicación en el sentido de tecnología social es, para bien o para mal, una de las más sobresalientes características de nuestra civilización. Sin embargo, debemos estar en guardia contra el silogismo siguiente: la ciencia aplicada es el corazón de la ciencia; la geografía regional es ciencia aplicada, luego la geografía regional es el corazón de la geografía.
Con el fin de clarificar algunos aspectos lógicos, se ha usado repetidamente de la física, que es incuestionablemente la más desarrollada de las ciencias. Al hacer esto no se niega que existan diferencias importantes entre las diversas disciplinas. Pero tampoco en este sentido se encuentra la geografía en un espléndido aislamiento. En realidad, comparte la mayor parte de sus peculiaridades metodológicas con otras ciencias sociales. Aunque no es éste el lugar para un tratamiento exhaustivo del tema, no podemos dejar de citar algunas de estas características. La más seria dificultad que todas las ciencias sociales comparten es su limitada o falta total de experimentación. Desde luego, es igualmente verdad, y ha sido frecuentemente observado, que tampoco puede experimentarse en astronomía; y a pesar de ello la astronomía es la más antigua, la más precisa y la más fructífera de las ciencias naturales. Pero esto es más bien la excepción que confirma la regla. Ocurre que los procesos celestes son periódicos o casi periódicos y dependen de un muy limitado número de variables. En cuanto a otra dificultad, la cuantificación, que nos permite usar los ricos recursos de la inferencia matemática, no se consigue fácilmente en las disciplinas sociales. En este sentido la geografía y la economía están, al parecer, en una situación algo mejor que, por ejemplo, la ciencia política o la sociológica. En ausencia de una fácil experimentación y cuantificación, el cuerpo de leyes razonablemente aceptables no es tan impresionante en las disciplinas sociales como en física o, incluso, en biología. Es por desgracia demasiado cierto que los científicos sociales, y los geógrafos entre ellos, están todavía en la oscuridad en lo que respecta a las variables que son relevantes en una situación dada. Naturalmente, si conociéramos las variables no sería difícil conjeturar las leyes. Y si pudiéramos experimentar no necesitaríamos conjeturar. Como ha sido señalado ya anteriormente, las técnicas estadísticas demuestran ser un poderoso instrumento para resolver la situación. Al igual que los demás científicos sociales, los geógrafos han empezado a apreciar este instrumento. Hay, pues, muchas diferencias importantes entre las ciencias naturales y las ciencias sociales. Desde un punto de vista lógico se trata de diferencias de grado, no de naturaleza. La cuestión de si finalmente las ciencias sociales serán tan perfectas como las naturales es una cuestión práctica. Afirmar que no será posible alcanzar este estudio es una postura dogmática. Pero cualquier afirmación contraria es igualmente apriorística. Ante el examen ello se revela usualmente como un alegato tan romántico para tales ideas metafísicas como la libertad de la voluntad.
Hay un aspecto importante en el que la geografía difiere de las otras ciencias sociales. Estas últimas, al madurar, se concentran más y más en el descubrimiento de leyes de procesos, es decir, leyes que son en un aspecto importante como las leyes de la astronomía newtoniana. Dada la situación de un sistema en un cierto punto en el tiempo, las leyes de procesos permiten la predicción de los cambios que ocurrirán. La geografía es esencialmente morfológica. Las leyes estrictamente geográficas no contienen referencias al tiempo y al cambio. Con ello no pretendemos afirmar que las estructuras espaciales que exploramos no sean como cualquier estructura, el resultado de procesos. Pero el geógrafo, en su mayor parte, trata estas estructuras tal como las encuentra, es decir, ya elaboradas (en lo que se refiere a la geografía física, los procesos a largo término que producen estas estructuras caen dentro del campo de la geología). Consideremos a esta luz el continente hipotético de Koeppen. La expresión hipotético indica simplemente que Koeppen sólo considera, para el propósito de su generalización climática, unas pocas variables. Para estas establece una correlación espacial que constituye una ley morfológica. Sin duda, el llamar a estas correlaciones relativamente toscas tipos, en lugar de leyes, representa una laudable prueba de modestia. Pero sería un claro error pensar que estos tipos, en este preciso sentido de tipos, son diferentes a las leyes. Esta ausencia del factor tiempo dentro de la geografía física es la fuente de un fenómeno peculiar dentro de todas las ramas de la geografía humana. El “proceso social” es, como la misma expresión indica, un proceso en el sentido lógico y este proceso interacciona con los factores geográficos. Aceptemos en aras del razonamiento, que dos regiones son iguales en todos sus aspectos físicos fundamentales. Pueden diferir, y generalmente ocurre, respecto a alguna o a todas las variables que interesan al geógrafo económico o social. La razón para ello es que las poblaciones de las dos regiones pasaron por procesos diferentes. Los tipos de poblamiento, por ejemplo, pueden variar de acuerdo con el estado de la tecnología en el momento de la ocupación. En realidad, no estamos en este caso frente a un fallo de la geografía como ciencia social, ni, como alguno podría pretender, con una quiebra de la causalidad. Lo que ocurre, más bien, es que no hemos descubierto el punto exacto en el que los geógrafos deben cooperar con todos los otros científicos sociales, si es que unos y otros intentan conseguir explicaciones cada vez más comprensivas. La cuestión de si el geógrafo debe insistir en la investigación estrictamente morfológica que puede realizar por sí mismo, o si debe cooperar con otros científicos sociales no es un asunto teórico, sino un problema práctico del que volvemos a tratar al final de este trabajo.
Técnicamente, el carácter morfológico de la geográfico encuentra su expresión en su propio instrumental específico: mapas y correlación cartográfica. La representación gráfica ha sido llamada la taquigrafía de la geografía. A pesar de ser en buena parte acertada, esta inteligente comparación deja de hacer justicia a nuestra técnica en, por lo menos, cuatro aspectos. En primer lugar, un mapa no es sólo una descripción taquigráfica, sino en un sentido bastante literal una imagen, exactamente igual a como un plano es una imagen de una máquina. Por ejemplo, un mapa que conserva las distancias es, en este sentido, una imagen literal de la región representada. Es, como dicen los lógicos y los matemáticos, un isomorfo de ella. Las técnicas del análisis geográfico están basadas en buena parte en tales isomorfismos. En segundo lugar, las imágenes que nosotros construimos por medio de los diferentes signos cartográficos son deliberadamente selectivas en dos aspectos: cartografiamos sólo aquellas características en las que estamos interesados en aquel momento y despreciamos todas las diferencias entre las entidades que representamos por los mismos símbolos. No parece preciso insistir en lo útil que resulta poseer un vehículo tan conveniente y autorregulador para el proceso de abstracción. En tercer lugar, puesto que los mapas constituyen isomorfos espaciales, reflejan directamente no sólo las diversas características que tratamos de correlacionar, sino también las mismas correlaciones. En otras palabras, realizan la misma función, o casi la misma, que los diagramas y otras representaciones de conexiones funcionales. Una buena parte de lo que otros científicos sociales consiguen de esta forma lo consiguen los geógrafos mediante la técnica de la correlación cartográfica. Mediante el simple recurso de superponer mapas con isopletas pueden descubrirse de un vistazo correspondencias tales como las existentes entre lluvia y producciones agrícolas, por lo menos en una forma preliminar y cualitativa. Es más que una técnica diferente en el sentido del término. Se trata de un instrumento especial de generalización y análisis que no es usado por ninguna otra ciencia tanto como por la geografía.
La correlación cartográfica nos conduce a dos problemas íntimamente relacionados, la llamada geografía comparativa y la tipología. El término geografía comparativa es de antigua raigambre. Humboldt lo utilizó ocasionalmente; Ritter y Hettner le tenían bastante afecto. Ambos gustaban de “comparar” fenómenos geográficos amplios y complejos, continentes enteros o vastas regiones que a pesar de su complejidad presentaban algunas similitudes. Lo que debemos decir ahora es que no existen tal clase de métodos comparativos, ni en geografía ni en otras ciencias. Dicho de otra manera, el enfoque comparativo no es una tercera tendencia, además del enfoque descriptivo y el sistemático. Mucho de lo que se cubre bajo el nombre de geografía comparativa es realmente geografía sistemática aunque con bastante frecuencia, de un tipo más bien rudimentario. Otros trabajos que se denominan comparativos son, más o menos, ingenuas descripciones regionales. Tampoco es accidental el hecho de que los más interesantes intentos de esta clase se refieran a amplias áreas. Si varias de estas áreas diferenciadas en muchos aspectos, como ocurre naturalmente en las áreas amplias, presentan también algunas similitudes como indicadoras de ciertos patrones básicos. Pero entonces, ya hemos visto anteriormente que hablar de estos patrones básicos fundamentales no es más que una forma indirecta de referirse a leyes sistemáticas. Además mientras las comparaciones a gran escala pueden permitir válidas sugestiones acerca de las leyes fundamentales subyacentes, tales intuiciones deben todavía superar la prueba de la comprobación independiente en otras áreas de distinto tipo y dimensión. Hablando lógicamente, la geografía comparativa aparece así a medio camino entre la investigación sistemática y la descripción regional.
Lo mismo ocurre con la tipología. Los geógrafos ingleses y alemanes han tratado de establecer, con bastante éxito, tipos de áreas de paisaje (landschaft belts). Las regiones climáticas, las regiones naturales, los belts trigueros, las regiones de la minería del carbón son ejemplos de ello. De nuevo es probable que las comparaciones entre los diversos especímenes de tales tipos sugiera algunas deducciones. Los excepcionalistas hablarán de la intuitiva aprehensión de tipos, igual como los psicólogos anticientíficos hablarían de la comprensión intuitiva de los tipos de personalidad. Los defensores del método científico reconocerán estas deducciones como lo que son, adivinaciones cultas de las leyes sistemáticas. No se trata aquí de desacreditar esta fase anticipatoria. Después de todo la ciencia es también una adivinación culta. Pero no existe tampoco ninguna mística particular acerca de la noción de tipo. Un tipo no es más que una clase. Una inteligente clasificación o bien anticipa o bien está basada en alguna especie de leyes. Si, como resultado, el mismo material sugiere alguna especie de clasificación por mera inspección, puede esperarse que se esté en la pista de algún tipo de leyes.
Una vez que la noción de tipo ha sido clarificada al reconocerse que no es ni más ni menos que una fructífera clasificación, se está a un paso de conseguir la clave de uno de los conceptos más fundamentales de geografía, el concepto de región. Una región se define convencionalmente como un área homogénea respecto a una o dos clases de fenómenos. Como ha señalado Palander , uno de los más agudos críticos e la geografía económica, la noción de región en sí misma no explica nada.
En particular, no es ningún sustituto para la noción de ley morfológica o de cualquier otro tipo. De hecho está incluida en esta noción. Una ley morfológica no es, en muchos casos, más que una afirmación de las relaciones espaciales de acuerdo con unas leyes dentro de una región o entre regiones definidas mediante diferentes criterios. Desde un punto de vista puramente metodológico esto es realmente todo lo que se necesita decir sobre la noción de región. Esto no quiere decir que subestimemos el papel que ésta desempeña en la geografía. La importancia de un concepto científico se mide por su fecundidad en la aplicación, no por lo que se pueda decir sobre él desde un punto de vista lógico.
Las regiones y otras entidades geográficas han sido consideradas por muchos geógrafos como un todo en el sentido que lo hace la doctrina del holismo o gestaltismo. Un todo, en esta peculiar doctrina, es más que la suma de sus partes; es también único en el sentido de que sus diversas propiedades no pueden ser explicadas aplicando los métodos científicos normales a sus partes combinadas y a las relaciones que se obtienen entre ellas. Hartshorne, argumentando contra tales holistas, se opone acertadamente al uso de esta doctrina en la definición del área geográfica y de región . Pero tras este rechazo encuentra necesario reintroducir la doctrina en la geografía cuando, posteriormente, define las regiones culturales y, a manera de ejemplo, las unidades agrarias como un “todo primario” (primary wholes) cuyas partes sólo pueden ser entendidas en términos del todo . Esto es, desde luego, diferente del “método simplemente analítico de Hettner” que dice Passarge, según la cita de Hartshorne. Pero el análisis lógico completo del holismo es una asunto complejo y no puede ser abordado aquí en detalle . Lo que se desprende de todo ello es esto. Siempre que una parte insiste en que posee un todo, la otra parte afirma que no conocemos bastante para explicar su comportamiento por los métodos científicos normales. En muchos casos importantes tales explicaciones han sido propuestas más tarde. Puede por ello dudarse de si realmente existe en algún punto de la naturaleza un todo en el sentido holista. Dentro de nuestro campo, la anterior discusión sobre la geografía del puerto de Nueva York constituye un ejemplo a propósito. Hartshorne, que lo considera único, tendría que considerarlo también de forma consistente, un todo cuyas partes, como las de una unidad agraria, sólo pueden ser entendidas desde el todo. Nosotros, por el contrario, desde nuestro punto de vista nos preguntamos si alguna entidad geográfica, región o no, es un todo en este sentido metodológico.
Quien rechace el método científico, en cualquier campo, rechaza en principio la posibilidad de predicción. En otras palabras, rechaza lo que se conoce también como determinismo científico. La razón intelectual que subyace a esta actitud es en la mayoría de los casos alguna versión de la doctrina metafísica del libre albedrío. Esto puede parecer un bizantinismo en un campo como la geografía. Un vistazo a algunas recientes publicaciones bastaría para calmar tales dudas. En general las múltiples interrelaciones entre los diversos holismos, la doctrina de lo único, y la filosofía del libre albedrío dependen de cómo ha sido expuesta la teoría. Si el determinismo se toma para significar que en toda la naturaleza existen leyes, que no permiten ninguna “excepción”, entonces éste es el fundamento de todas las ciencias. Y si el libre albedrío significa que las decisiones humanas no están determinadas por sus antecedentes (fisiológicos y/o sociopsicológicos) entonces la voluntad no es libre. De cualquier modo, la mayor parte de los científicos actúan de acuerdo con esta asunción y dejan muy gustosamente el debate a los metafísicos. Sin embargo, la expresión determinismo posee todavía otro significado. Por ejemplo, aquellos que censuran a Marx, por su “determinismo económico” no rechazan necesariamente la idea de la existencia de leyes universales. Lo que rechazan es, más bien, la doctrina de que si se conociera todo sobre las condiciones económicas y tecnológicas de la sociedad, se podría dentro de estos términos predecir su “superestructura” y su evolución futura. El determinismo científico así entendido debe distinguirse, pues, cuidadosamente de los diversos determinismos con un adjetivo, como por ejemplo el determinismo económico.
Estos últimos determinismos son teorías científicas, que deben ser aceptadas o rechazadas de acuerdo con la evidencia empírica. La geografía ha sido hechizada por su propio determinismo. El determinismo geográfico (llamado también en inglés enviromentalism) atribuye a las variables geográficas el mismo papel en l proceso social que el marxismo atribuye a las variables económicas. No existe ninguna buena razón para pensar que alguno de estos dos específicos determinismos no sean más que una grosera exageración de una reconocida concepción profunda. Es perfectamente válido investigar la influencia que el medio físico ejerce ya positivamente, ya en sentido limitante, sobre el proceso social. La mayor parte de los geógrafos esperarían encontrar algún tipo de conexiones de acuerdo con leyes en este aspecto; no por esto se convierten en deterministas geográficos. Ratzel fue el primero que pensó de manera original e imaginativa en esta dirección. Lo mismo que ocurrió con Marx, puede decirse de él que no era tan exagerado como sus discípulos posteriores. En Estados Unidos, Sample fue discípula de Ratzel. En los escritos de Ellesworth Huntington el determinismo geográfico alcanza su ápice. En Francia Demolins insistía en que si la historia de Francia tuviera que ocurrir de nuevo otra vez, su desarrollo habría seguido el mismo curso de acuerdo con el medio geográfico. Las reacciones contemporáneas contra estas exageraciones fueron comprensiblemente muy fuertes. Pero una cosa es atacar estas ideas desde el punto de vista de la ciencia y otra muy distinta es atacar el determinismo geográfico para atacar la ciencia y su idea subyacente de la existencia de leyes universales.
No podemos en tanto que geógrafos elucubrar sobre el futuro de la ciencia. Pero podemos plantearnos lo que puede deducirse razonablemente sobre el futuro de la geografía como disciplina, una unidad organizada dentro de la intrincada división del trabajo intelectual. Ello no es estrictamente una cuestión metodológica y depende de muchos factores externos. A pesar de todo, su núcleo teórico no está totalmente desligado de la metodología. Por ello debemos aventurarnos a hacer algunas observaciones como conclusión. La ciencia, para repetirlo una vez más, trata de encontrar leyes. ¿Cuáles son entonces, podemos preguntarnos, las peculiaridades de las leyes que buscamos y qué es lo que haría aconsejable que se mantuvieran juntas en una disciplina? Desde este punto de vista las leyes de la geografía se dividen, nos parece, en tres categorías. Típicas de la primera son la mayor parte de las leyes de la geografía física. Se trata de leyes que no son estrictamente geográficas. La mayoría de ellas son formulaciones especializadas de leyes establecidas independientemente en las ciencias físicas. El geógrafo toma estas leyes tal como las encuentra, las aplica sistemáticamente a las diversas condiciones que prevalecen en la superficie de la tierra, y las analiza prestando particular atención a las variables espaciales que contienen. El climatólogo usa así mucho de la física (meteorología) y el geógrafo agrario aplica la biología (agronomía).
Típicas de la segunda categoría son muchas leyes de la geografía económica, como por ejemplo la actualmente floreciente teoría de la localización a la que puede aplicarse correctamente el nombre de teoría pues ha alcanzado este estado en el sentido estricto de que forma un grupo coherente de generalizaciones conectadas deductivamente. Como se sabe, esta teoría investiga las relaciones espaciales existentes en una región entre los lugares en los que se encuentran los diversos factores económicos (materias primas, unidades productivas, medios de comunicación, consumidores, etc.). En tanto que leyes morfológicas, son también genuinamente geográficas. En realidad, las obras pioneras en este campo han sido realizadas por economistas, con la excepción de Christaller que es un geógrafo . Pero con el refinamiento de la teoría la habilidad del geógrafo tendrá cada vez más importancia. Porque el geógrafo es más experto que otros en el tratamiento de los factores espaciales y conoce por su rico caudal de experiencias con cuáles otros interaccionan típicamente. En tanto que estas leyes no son morfológicas, pertenecen a la tercera categoría.
Se trata de un punto esencial. Ya nos referimos a él anteriormente, cuando utilizamos el ejemplo de las regiones similares, que presentan diferentes patrones de poblamiento a causa de los diferentes procesos sufridos por su población. Nos detendremos en el caso más general. Las ciencias sociales maduras buscan leyes de procesos. Conociendo tales leyes, si conocen los factores físicos y las características de la población que ocupa una región en un momento dado, se puede predecir idealmente el curso entero de la historia en dicha región, con tal de que se conozcan también las influencias que penetran desde el exterior. Tales leyes son, naturalmente, leyes no geográficas, y no pertenecen tampoco por entero a ninguna de las otras divisiones hoy normales, tales como antropología o economía. Las variables que pueden esperarse que entren en ellas se extienden a todo el entero campo de la ciencia social. Las variables espaciales están, esencial e inevitablemente, entre ellas, pero no son más autosuficientes que las de la economía o la sociología tradicional. Nuestra tarea consiste en hacer explícito el papel que estas variables geográficas desempeñan en el proceso social. En otras palabras, debemos tratar de explotar qué aspectos serían diferentes en el futuro si, permaneciendo igual todas las otras variables, fueran diferentes de lo que son realmente las ordenaciones espaciales. El insistir en ello no es, como pudimos ver, determinismo geográfico. El auténtico peligro es aquí el aislacionismo geográfico. Pues ya hemos visto igualmente que la búsqueda de estas leyes sólo puede realizarse en cooperación con las otras ciencias sociales.
¿Qué podemos deducir de todo esto para el futuro de la geografía? Me parece que en tanto que los geógrafos cultiven los aspectos sistemáticos las perspectivas de la geografía como una disciplina propia son buenas. Las leyes de las tres categorías que hemos distinguido son, sin ninguna duda, interesantes e importantes a la vez y todas contienen factores espaciales en una tal extensión que exigen una habilidad especial y hace que valga la pena dedicarse al cultivo profesional de esta habilidad. Los geógrafos somos estos profesionales. No soy ya tan optimista en el caso en que la geografía rechazara la búsqueda de leyes, exaltara sus aspectos regionales, y se limitara así cada vez más a la mera descripción. En esa eventualidad, el geógrafo sistemático tendría que inclinarse más decididamente –e incluso pasarse si fuera preciso- a las ciencias sistemáticas.

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